Es cosa de horas. ¿Cuánto se tarda el Presidente a salir a explicar los alcances de la circular que se emitió el viernes para reactivar el sector público? ¿Y por qué tendría que salir el Presidente a hacer lo que sus ministros debieran aclarar? Porque no se aguanta y porque ese ha sido el sello hasta ahora de su mandato: decidir algo para más tarde, ante las críticas, salir a anunciar lo contrario. La pandemia en algo modificó eso pero lo ocurrido este fin de semana viene a ratificar los problemas que existen en explicar por qué se hacen las cosas. Y por eso es que será el Presidente el que salga a explicarlo.
Si se mira el asunto la secuela hardcore de la crisis de octubre del año pasado, se nota el mismo patrón, que no es otra cosa que la falta de conducción política. En octubre no se notaba mucho porque conducción política y orden público estaban en las mismas manos pero hoy, cuando la crisis se encuentra en manos del ministro de Salud, las deficiencias del equipo político se notan más. Si en la mayoría de los otros países se ha avanzado en algún grado de unidad política frente a la emergencia, acá ha costado un mundo crear una causa común sobre cómo reaccionar (y costó incluso ponerse de acuerdo en que el asunto era real). Con una oposición dedicada a hacerse fouls entre ellos, carecer de mirada a largo plazo y capacidad de aterrizar y explicar las medidas es inexplicable.
Este domingo el gobierno tiene en contra al Colegio Médico, a parte del Comité Asesor que creó el ministerio de Salud para la crisis, a la ANEF, la CUT y otros tantos. Y todo esto en momentos que una pandemia cae sobre el país.