y llegaron los tejedores de sillas
y los carpinteros con sus maderas de encino y de naranjo
y los herreros con sus barandales como enredaderas
y los hombres de las plantas y los ensambladores desmemoriados
y al fondo del corredor de ladrillo las orquídeas y las jaulas de los canarios
y el cardenal y los pericos australianos y las gardenias perfumándose
y ese gusto de vivir
me enjuagan el cabello con una jícara y suben el volumen del radio
y yo huelo a palmolive y a rosas y la alegría se esparce y la madre canta boleros
se prepara el cuarto de las abluciones
las paredes frotadas con aceite de almendro
espeso el brillo de los mosaicos y de las bancas sumergidas
y las mujeres depilándose con cera caliente zurean como palomas
entre vapores blancos de eucalipto
nubes rojas como venas surcan la tarde
cambian las mareas
rómpete día
me han ungido con nardos
y albahacas
me sostienen porque estoy ebria
me dejan dormir en un cielo púrpura
parada sobre la estera de bambú
lavo mi sexo el clítoris duro y henchido
y el placer se hace tan intenso
que también me orino
*
escucho a través de paredes subterráneas cómo los presos
se dan señales unos a otros
memoria ¿me oyes?
creces como lo que se olvida
y aquella que soy
ofrece perdón a la que fui
sobre la mesa unas fotografías
esa muchacha la de la izquierda al frente
sí esa soy yo
*
¿con qué puedo retenerte?
me lleno las manos de aquellos lirios arrancados a la nieve
los lirios se marchitan
regresan a la tierra
quién sabe si volveremos a encontrarnos
*
y el miedo se me convierte en súplica
y el enojo se convierte en súplica
y el dolor en súplica
y el mismísimo miedo no es sino súplica
y las palabras suplican
y yo suplico
es otra forma de la obediencia
y estoy enseñada a obedecer
y estoy obedeciendo
y dejándome golpear por ese miedo
y no tengo cómo defenderme
estoy inerme ante él
y entonces pido perdón no sé de qué
no sé por qué
y pido te pido no me dejes
no me dejes no me dejes no me dejes
y eso no se pide
y yo lo estoy pidiendo
como una indigente pido
no tengo vergüenza
tengo miedo
tengo mucho miedo
*
¿y qué queda?
¿qué va a quedar?
¿qué de lo que fui?
¿qué de mí?
*Estos cinco textos forman parte del gran poema Migraciones, que fue el único libro de Gloria Gervitz, el cual durante casi medio siglo fue creciendo en sucesivas ediciones. En 2019 se publicó en Chile una edición completa bajo el sello de las editoriales Cuneta y Aparte.