Blanca Varela (1926-2009) es una de las dos o tres grandes voces de la poesía peruana de todos los tiempos. Lo que es mucho decir si se considera que la de Perú es de las tradiciones más potentes y amplias de la lengua. Autora de una poesía concisa, mezcla alucinante de imaginación surrealista, concentración filosófica y precisión casi matemática, toda su obra –que ella, maestra del despojamiento, con los años se esmeró en ir reduciendo– no supera las 250 páginas, con libros simplemente magistrales como Ese puerto existe, Luz de día, Ejercicios materiales o el oscuro Concierto animal, escrito tras la muerte de su hijo en un accidente de avión (“Si me escucharas / tú muerto y yo muerta de ti”). Canto villano es el título de uno de sus mejores poemas, de uno de sus libros y también de su poesía reunida (y será el nombre esta sección).
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HISTORIA
puedes contarme cualquier cosa
creer no es importante
lo que importa es que el aire mueva tus
labios
o que tus labios muevan el aire
que fabules tu historia tu cuerpo
a toda hora sin tregua
como una llama que a nada se parece
sino a una llama
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ASÍ SEA
El día queda atrás,
apenas consumido y ya inútil.
Comienza la gran luz,
todas las puertas ceden ante un hombre
dormido,
el tiempo es un árbol que no cesa de crecer.
El tiempo,
la gran puerta entreabierta,
el astro que ciega.
No es con los ojos que se ve nacer
esa gota de luz que será,
que fue un día.
Canta abeja, sin prisa,
recorre el laberinto iluminado,
de fiesta.
Respira y canta.
Donde todo termina abre las alas.
Eres el sol,
el aguijón del alba,
el mar que besa las montañas,
la claridad total,
el sueño.
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NADIE NOS DICE
Nadie nos dice cómo
voltear la cara contra la pared
y
morirnos sencillamente
así como lo hicieron el gato
o el perro de la casa
o el elefante
que caminó en pos de su agonía
como quien va
a una impostergable ceremonia
batiendo orejas
al compás
del cadencioso resuello
de su trompa
sólo en el reino animal
hay ejemplares de tal comportamiento
cambiar el paso
acercarse
y oler lo ya vivido
y dar la vuelta
sencillamente
dar la vuelta