“El fascismo no es una iglesia, es un gimnasio, no es un partido, es un movimiento, no es un programa, es una pasión. El fascismo es la fuerza nueva”, escribe Antonio Scurati en una de las páginas de su monumental biografía novelada de Mussolini. En el primer tomo, que se llama M. El hijo del siglo, y que cuenta los seis años que le tomó al Duce hacerse del poder en Italia (1919-1924).
Scurati decidió contar la historia del fascismo desde adentro después de hacer una investigación de años de cómo fue que Mussolini inventó el populismo y se convirtió en dictador. Todos los hechos y personajes, advierte en la primera página, no son fruto de la imaginación del autor, y están debidamente documentados (aunque agrega: “Dicho esto, no deja de ser cierto que la historia es una invención a la que la realidad acarrea sus propios materiales. No arbitraria”).
El libro se convierte así en una intensa reflexión sobre la violencia en la política y de qué pasa cuando ésta se aplica sistemáticamente. Y en una descripción de los compañeros de ruta de Mussolini: una fauna en que no abundan precisamente los ultraderechistas pero sí anarquistas patibularios, ex combatientes y socialistas renegados, como el mismo Mussolini. Una banda que sabe de violencia y la aplica, a diferencia de la izquierda de ese entonces (“A este ritmo, no serán los comunistas los que hagan la revolución, sino los propietarios de dos habitaciones y cocina de un edificio de los suburbios”).
Scurati, instalado en la cabeza de Mussolini, se pregunta de dónde salen esas masas que lo llevan al poder. Y para hacer todavía más actual el libro, lo compara con ese algo que hoy nos tiene encerrados y con distancia social: “El virus que se propaga a lo largo de la via Emilia infectando a miles de empleados postales listos para quemar las Cámaras del Trabajo tiene que haber sido incubado en tiempos de paz. No puede ser de otra manera. No es que renacieran en la guerra, la guerra simplemente los devolvió a su propio ser, los hizo volverse lo que ya eran. Quizá el fascismo no sea el hospedado de este virus que se propaga sino el hospedado”.