ANTES DE EXPRESAR UNA OPINIÓN POLÍTICA
Mira este lado negro en la cara de tus interlocutores,
su comisura de bandidos o de sacerdotes
y luego mide la distancia que te separa
del ojo del huracán: ahí está la política,
en esta fórmula absurda, no menos absurda
que el poder – el huracán es la naturaleza
y tus interlocutores son la sociedad (digamos)
y en esta medición y esa mirada
se resuelve tu posible opinar, tu abismo
de vulgaridad, tu sublime liberación anárquica,
tu tratadismo popperiano o marxista,
tu metáfora justa al recoger la tradición
y conseguir meter la mano invisible del mercado
en las aguas heladas de cálculo egoísta,
todo en orden y bien estructurado para el altar
instantáneo de la conversación, de la cháchara libresca,
con citas en alemán, economía clásica, sociología
y martinis helados, bajo la tarde que se deshace.
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